o exhausta
de dar vida,
de presentar
a la muerte,
de lo que
quiso hacerte
el mar
violentamente,
de la curva
de tu ternura
que al final
nos pierde,
respira,
pues es
el fino
hilo
que Dios
trajo
para ser conscientes
y sentir la Vida,
el filo de
tus dimensiones:
tu cuarta
y tu tercera,
tendida
en la arena,
eres una más,
pero todos
queremos
tenerte,
volar entre
tus labios
perdiéndonos
en tu vientre,
mientras separas
el cielo y la tierra,
y yo como sol
cruzo
la frontera
entre tu piel
y tu seda,
entre el sitio
más tierno
de la vida eterna,
entre tus entrañas,
y de ahí saldrá
el próximo
quién soy
y qué seré,
mientras
tanto tú
de oro
y mujer,
pues sólo tú
sabrás
lo que es morir,
dar vida
y nacer.

Golden Lady por Luis Herrero.